Resumen de las labores a realizar en el olivar, con plazos que comprenden desde el mes en el que se podría empezar hasta cuál se puede alargar, para la zona de Madrid y variable según el año... y el criterio de cada olivicultor/a.

Los tratamientos fitosanitarios no se incluyen porque en La Peraleña pertenecemos a una ATRIA y nuestra ingeniera agrónoma nos recomienda fechas según observación en terreno. En agricultura regenerativa, además, se minimiza aún más la necesidad de los mismos y suelen ser sin químicos de síntesis.


Enero - abril: poda y gestión de restos.

La poda hay que realizarla en parada vegetativa, así que puede ser en verano o invierno. Lo más usual aquí es en invierno, tras la recolección y las heladas más fuertes.

Imágenes de poda de producción y renovación en olivares en conversión a ecológico. Se emplea la leña como combustible doméstico y ese año fue el primero en el que se sustituyó la quema de restos más finos por el picado. Hubo zonas en las que se dejó compostar, otras en las que se incorporó a tierra en la labranza, también con excelentes resultados.

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Marzo- mayo: labrado y/o desbrozado.

Tradicionalmete se ha pensado que el olivo no se lleva bien con plantas adventicias, ya que debido a los suelos pobres y a la poca pluviometría de esta zona, la competencia por recursos hace que no se desarrolle adecuadamente ni produzca. Por ello, durante el año se realizan varias labores para acabar con llamadas "malas hierbas".

Sin embargo, desde La Peraleña, llevamos ya años apostando por la olivicultura regenerativa, mediante la cual las adventicias son consideradas como bioindicadores, no enemigos, y se gestionan para aumentar de manera natural y sostenible la fertilidad del suelo.

La siguiente foto es de un olivar agroecológico en el que desde 2016 se ha experimentado sólo con siega en primavera. Las pocas labranzan han sido superficiales y para incorporar estiércol y la vegetación. Las producciones han sido iguales a las del manejo tradicional, con menos vecería, menos plagas y el ahorro que ha supuesto en costes de labranza.

Un suelo fértil produce una planta sana, fuerte y productiva, sin insumos externos.


Mayo - julio y septiembre - octubre: quitar chupones.

"Chupón" es como llamamos a los brotes que nacen en el tronco del olivo. Si bien hay que quitarlos porque "chupan" savia necesaria para la copa, donde queremos que crezcan nuevos brotes y produzca aceitunas, y para evitar que el olivo vuelva a su forma natural de arbusto, los chupones son interesantes para la renovación total o parcial de la oliva.

El desvaretado se lleva a cabo de manera física, mediante hachita ("choleja"), azada e incluso desbrozadora.

Esta labor se suele realizar dos veces al año, si bien muchos olivicultorxs deciden hacerlo sólo en septiembre, cuando los chupones están ya crecidos y han protegido el tronco del sol de verano.

A veces nos encontramos con desvaretados químicos, pero sólo en olivares convencionales. Como vemos en la última imagen, tras el tratamiento quedan las varetas secas y vuelve a rebrotar, por lo que hay que valorar cuidadosamente si compensa, tanto por efectividad como por toxicidad.

Noviembre - abril: recolección.

Y por fin llega el momento esperado, en el que se puede valorar si el trabajo de todo el año se ha realizado bien... si la metereología, las plagas y la propia oliva quieren, claro :)

En La Peraleña solo trabajamos con las variedades autóctonas, Cornicabra y Manzanilla principalmente, que son tardías. Por ello en octubre/noviembre empezamos a observar la aceituna para dar por iniciada la campaña cada año cuando esté en su correcto grado de maduración. Aunque el mercado dicta ahora que se deben recoger los frutos cuando están verdes, en aras de la sostenibilidad económica se debe valorar también la relación de porcentaje de aceite y calidad. Así, desde nuestra reapertura, hemos adelantado la recogida una casi 2 meses y recogemos las aceitunas cuando vemos un porcentaje determinado de maduras y verdes.

Aunque la mecanización es cada vez mayor, por estos lares lo habitual es ver a lxs olivicultorxs portando su vara de madera artesanal, hecha por ellxs mismxs, y extendiendo los tendales a mano bajo cada árbol sobre los que caen las aceitunas... y algún que otro visitante sorpresa...

El vareo también tiene su técnica: hay que "ribar" mucha aceituna "dando pocos palos" y haciendo "la menor leña posible". Cualquiera puede tirar aceituna haciendo mucho daño al árbol: cada brote que se rompa, es producción que no tendremos al año siguiente y herida que se le hace a la oliva.

Aquí debemos ser cuidadxs con eso, ya que nuestra Cornicabra es muy vecera (da producción años alternos, dada su regulación hormonal) y muy sensible a la verruga o tuberculosis, producida por la bacteria Pseudomonas savastanoi, que aprovecha las heridas para entrar (detalle en última foto)