Noviembre - abril: recolección.
Y por fin llega el momento esperado, en el que se puede valorar si el trabajo de todo el año se ha realizado bien... si la metereología, las plagas y la propia oliva quieren, claro :)
En La Peraleña solo trabajamos con las variedades autóctonas, Cornicabra y Manzanilla principalmente, que son tardías. Por ello en octubre/noviembre empezamos a observar la aceituna para dar por iniciada la campaña cada año cuando esté en su correcto grado de maduración. Aunque el mercado dicta ahora que se deben recoger los frutos cuando están verdes, en aras de la sostenibilidad económica se debe valorar también la relación de porcentaje de aceite y calidad. Así, desde nuestra reapertura, hemos adelantado la recogida una casi 2 meses y recogemos las aceitunas cuando vemos un porcentaje determinado de maduras y verdes.
Aunque la mecanización es cada vez mayor, por estos lares lo habitual es ver a lxs olivicultorxs portando su vara de madera artesanal, hecha por ellxs mismxs, y extendiendo los tendales a mano bajo cada árbol sobre los que caen las aceitunas... y algún que otro visitante sorpresa...
El vareo también tiene su técnica: hay que "ribar" mucha aceituna "dando pocos palos" y haciendo "la menor leña posible". Cualquiera puede tirar aceituna haciendo mucho daño al árbol: cada brote que se rompa, es producción que no tendremos al año siguiente y herida que se le hace a la oliva.
Aquí debemos ser cuidadxs con eso, ya que nuestra Cornicabra es muy vecera (da producción años alternos, dada su regulación hormonal) y muy sensible a la verruga o tuberculosis, producida por la bacteria Pseudomonas savastanoi, que aprovecha las heridas para entrar (detalle en última foto)